Las mercancías que llegaban al puerto de Sevilla a comienzos del siglo XVI eran en su mayoría descargadas de sus barcos al pie de la Torre del Oro. Desde ahí, se procedía a entrarlas en la ciudad por el Postigo del Carbón, la Puerta del Oro, como sería conocido popularmente entonces este ingreso de la muralla enfrentado al río. A continuación, los tesoros de las colonias de ultramar serían conducidos directamente hasta la Casa de la Contratación.
Las oficinas de este importante organismo, encargado de la gestión de la entrada y salida tanto de productos como de personas del puerto de Sevilla, se encontraban alojadas dentro del Alcázar. Para acceder a ellas, se debía atravesar el Postigo de Abd el Aziz, puerta medieval de ingreso en la muralla del Alcázar, no de la defensiva de la ciudad, con la que de todos modos se encontraba conectada por un lienzo de muro. En estos tiempos de importante entrada de productos de lujo a Sevilla, este postigo recibiría a su vez el nombre de Arco de la Plata. Hoy en día, esta puerta pasa casi desapercibida, entre los edificios modernos de la Avenida de la Constitución, junto a la misma Torre del Abz el Aziz cercana. Sin embargo, a comienzos del XVI fue una de las principales vías de comunicación del Alcázar con la ciudad. Magallanes, cada vez que se dirigía a la Casa de Contratación para defender su proyecto, debió atravesar frecuentemente este monumental acceso. Ilustraciones: Artefacto/ Arturo Redondo